Elecciones Cusco: faltan los
programas
y planes de gobierno
Jesús Manya Salas
Tanta es la profundidad
de la crisis de los partidos y movimientos regionales en el país y
particularmente en Cusco, que en la actualidad a puertas de las elecciones, no
se debate ni un programa y tampoco un plan de gobierno, para las elecciones regionales y
locales en marcha, todo se ha
personalizado y concentrado en las virtudes y defectos del candidato central
a partir de los cuales se trabajan las alianzas y candidaturas en las diversas
esferas locales y provinciales.
Nadie discute un
balance de la región y por tanto tampoco acerca de las perspectivas de la
región y la ciudad,
no abordan las tendencias y dinámicas económicas y sociales en marcha, los
cambios necesarios, los objetivos del período y los compromisos de los partidos
y candidatos con la realidad regional y local.
Esta coyuntura de
ausencia de propuestas y planes de gobierno, lejos de ser un escenario óptimo y
bueno para que los ciudadanos puedan escoger libremente sus opciones entre
varias de las existentes, es un retroceso, un anacronismo propia de la pre modernidad política,
una vuelta a las campañas de regalos, dinero y licor, con que los caciques
compraban los votos de los electores.
Es un escenario que
favorece a los aventureros y oportunistas, que buscan ganar un espacio con la sorpresa y el
engaño, tapando y ocultando sus reales posiciones, así como para esconder en
algunos casos su acomodamiento de todo pelaje y color.
La prensa responsable,
las instituciones académicas y los especialistas, deben obligar a sincerar
posiciones a los partidos y sus candidatos, señalando cuál es su punto de vista frente al modelo
de crecimiento nacional y regional, transparentar sus prioridades sociales y
políticas, la agenda que piensan implementar de ganar las elecciones, los
equipos con que piensan gobernar, el lugar del avance o retroceso del proceso
descentralista, el marco nacional e internacional respecto al Cusco.
De no plantear las
cosas clara y consistentemente, aparecería como que todo está resuelto en la
región y la agenda regional se encuentra agotada, con lo cual los partidos y
movimientos estarían admitiendo su crisis terminal, por ausencia de ideas y
propuestas, considerando que sus liderazgos no tienen un relato nuevo que
contar y encantar a la sociedad regional y en particular a los ciudadanos.
Cuando por el contrario
en el Cusco, en un escenario de franco desarrollo económico y social, hay
muchos problemas que abordar y resolver, temas que deben ser trabajados combinando adecuadamente los
proyectos emblemáticos y los problemas de coyuntura como son la inversión
productiva, la innovación tecnológica, los servicios básicos, entre otros
temas. Acá radica la grandeza y capacidad de organización de un buen candidato,
construir un programa y plan de gobierno, el equipo gestor de gobierno, la
articulación de la agenda regional y local.
Los partidos y
movimientos están a tiempo de ubicarse en el escenario de la disputa
programática, como el primer espacio de la lucha electoral, dejar de lado este campo, sería
trivializar y farandulizar la política, es decir el recurso de las virtudes y
defectos de los candidatos a partir del escándalo y la farándula, escenario
óptimo para los cínicos y bribones, se hace necesario adecentar y hacer de la
política docencia.
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