Debate:
Evo Morales y su equipo en Bolivia, materializó su triunfo
electoral, luego de una paciente y amplia fuerza política y social, galvanizada
en batallas como la Guerra por el Agua, la defensa del cultivo de la coca, la
derrota política de gobiernos neoliberales como la de Goni y sus seguidores.
En la construcción de esta alianza política y social, jamás
perdieron el tiempo y tampoco se metieron en discusiones estériles o abrir
contradicciones acerca de la “unidad de la izquierda”, así lo señala en
reiteradas entrevistas y artículos Álvaro García Linera; priorizar el debate de
la “unidad de la izquierda” como la condición básica, para afrontar la lucha
política y electoral, hubieran hecho fracasar la estrategia de acumulación de
fuerzas, porque los “partidos y movimientos de izquierda” no representaban
mucho en el ámbito social y electoral en el caso concreto de la Bolivia de
entonces, reflexiona el Vicepresidente de Bolivia.
La vida y los resultados del proceso democrático y
plurinacional de Bolivia, dan entera razón a Evo y Alvaro, el camino y la
estrategia de construir la gran unidad del pueblo era la ruta correcta, por
encima de la falsa disyuntiva de la “unidad de izquierda”.
En España este debate acerca de las prioridades de la
acumulación de fuerzas y oportunidad para romper el bipartidismo, se encuentra
presente como en la Bolivia de entonces. PODEMOS la gran coalición de fuerzas
sociales y políticas, tiene la probabilidad de ganar las elecciones, luego de
haberse constituido en la heredera de las grandes movilizaciones sociales y
juveniles contra el modelo y el desempleo. Nuevamente los resultados
electorales son posteriores a la acción política y social.
Nadie cuestiona el papel que ha jugado durante muchos años la
Izquierda Unida en España, para enfrentar el modelo económico y el bipartidismo
PP y PSOE, pero el pueblo español considera que la IU no es suficiente, que se
requiere de una mayoría política y electoral del pueblo español y ese rol la
tiene PODEMOS, más allá de otras valoraciones y coyunturas, así lo han
entendido incluso destacados dirigentes de IU y el PCE como Julio Anguita, que
considera que la única oportunidad que tiene el pueblo español para acabar con
el bipartidismo hija de modelo monárquico y neoliberal esa esa amplia mayoría
popular a la que deben sumar todos, incluido la IU y otros.
Si así fueron los hechos políticos en Bolivia y se recreó en
Grecia y ahora en España, porqué en el Perú la izquierda peruana pretende ganar
las elecciones, sin tener el mérito político de la amplitud suficiente y la
fuerza social necesaria ganadora de batallas. Por eso parece un error profundo
partir de la consideración que la “unidad de la izquierda” será suficiente
combustible para el éxito electoral y la derrota del modelo.
Priorizar la “unidad de la izquierda” por encima de la
unidad popular o la mayoría social que lucha contra la casta mafiosa de García
y Fujimori, los enemigos potenciales del pueblo peruano, cercanos a encaramarse
nuevamente en el gobierno, de hecho reduce el ámbito de la energía y vitalidad
de la política a la simple suma de siglas, logos que más allá de sus virtudes que
no están en cuestión, pero representan una pequeña fracción de una inmensa
mayoría social que cuestiona el modelo, como quedó demostrado en las elecciones pasadas.
El triunfo y movilización de la juventud frente a la “Ley Pulpín”
va en la dirección de la mayoría social, los jóvenes en el terreno práctico
entendieron que esta era una batalla amplia y despojada de una determinada
etiqueta o marca electoral, sólo así logró su capacidad movilizadora y su potencialidad
en todos los ámbitos. Si la lucha hubiese quedado encasillada a los “jóvenes de
izquierda” probablemente los resultados serían distintos a pesar de todo su
sacrificio o heroicidad.
Corresponde en consecuencia construir en las regiones, en
los jóvenes, en los sindicatos, en los barrios y ciudades, en el ámbito de la
academia y los profesionales la mayoría social y política. Humala esta de
salida y derrotado, los principales actores políticos que vienen configurando
los grupos empresariales, la derecha política y su núcleo dirigencial el diario
El Comercio es construir el escenario de Alan García y/o Keiko Fujimori.
Desde El Comercio y sus brazos mediáticos y políticos, se
viene cocinando una falacia política, hacer consentir que la contradicción de ahora
y la polarización pasa por la extrema derecha contra el nacionalismo; la
campaña contra Martín Belaunde como el nexo chavista con Nadine Heredia, es un
recurso mediático para equiparar la profunda aureola de corrupción que asola a
García y Fujimori y que están reflejadas en las encuestas del propio diario El
Comercio.
Derrotar electoralmente a García y/o Fujimori si es posible,
pero si somos capaces de visibilizar ante la población política y socialmente,
que el regreso de la mafia es el principal problema de la mayoría del país.
Perder el tiempo en la “unidad de la izquierda” a partir que si el grupo tal o
cual de izquierda es más o menos consecuente, más o menos radical sería una
derrota anticipada.
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