Balance de la Gestión de Carlos Moscoso:
No son 100 son 200 días de alcalde
electo y en ejercicio.
La primera certeza que tienen las personas que empezamos a
conocer a Carlos Moscoso, es que no tiene equipo de regidores a excepción de
algunos profesionales y tampoco cuenta con funcionarios competentes, que hagan
la diferencia de las anteriores gestiones. Pero el hecho más llamativo, es que
todos los ciudadanos confiaban, que con 12 años de permanente candidato al
sillón municipal, casi como una obsesión, estaba preparado e informado de la
realidad cusqueña y sobre todo de un proyecto para la ciudad, del que hace
mucho tiempo se adolece desde los tiempos de Raúl Salizar y Lucho Flores; con
Daniel Estrada habíamos recuperado una visión andina y universal de la ciudad
patrimonio, por cuya razón se encaró la recuperación de los barrios históricos
y empezó a dar contenido a las calles, urbanizaciones, publicaciones, liderazgo
con los objetivos señalados.
El carácter y las
tendencias de la ciudad. En la actualidad en el mundo económico, político,
urbanístico, cultural, productivo, recreativo, deportivo, inclusivo,
articulador e integrador, nacional e internacional, entre otros tantos de los
enfoques que tienen las ciudades y territorios en sus perspectivas del
desarrollo, se parte de la realidad circundante y cotidiana, cotejarlas o
enfrentarlas a las dinámicas, para de ellas formular las tendencias y
dinámicas, con que deseamos proponer el tipo y el carácter de ciudad que
aspiramos construir para las próximas décadas, de manera consultada y
concertada con los principales actores de las ciudades, que somos precisamente
los ciudadanos y ciudadanas.
Esta primera
condición no existe en la gestión de Carlos Moscoso, la nueva administración no
conoce la ciudad y por tanto no están en condiciones de transformarla,
cambiarla y canalizarla hacia metas mayores y altas. En el régimen de Kausachun
no hay pensamiento y planeamiento estratégico, menos una prospectiva para el
nuevo siglo, como tienen las grandes capitales y ciudades patrimonio, que son
gobernados por autoridades competentes y ciudadanos con deberes y derechos.
Ciudades como Sevilla y Medellín tan cercanas en tipología
patrimonial y cultural, para no hablar de grandes metrópolis de millones de
habitantes y potencialidades, tienen autoridades dotadas de talento y
conocimiento, que en los primeros tanteos y declaraciones del alcalde y sus
amigos, no encontramos en la administración Moscoso.
Cuando no hay visión
de gran ciudad, tampoco hay conducta de gran gobernante, vacío y ausencia
que se reemplaza con la coyuntura, la improvisación y la chismografía de
comadre. Por ello anunciar disparates de bañarse en el Río Watanay al final de
su gestión, salir a barrer sus veredas municipales y declamar bandos coloniales
para la limpieza de la ciudad; es banalizar la gestión municipal sin entender
los grandes retos y proyectos que requiere la ciudad estructural y
sistémicamente. Recuperar el Río Vilcanota, pasa por construir tres grandes
sistemas de agua potable, aguas servidas y las aguas pluviales; sembrar un
programa de cosecha de agua en las cuencas tributarias del Watanay; reubicar a
los invasores de las riveras; dotar de plantaciones y obras artísticas a la
ingeniería hidráulica del rio en mención; acompañar el recorrido con parques
recreacionales y deportivos; desplegar una intensa campaña de sensibilización y
educación ambiental; entre otros temas, que requiere una ingente cantidad de
inversión, un cronograma progresivo que aterrice en un Plan Maestro.
Los pequeños
esfuerzos aislados se quedan en el camino.Los esfuerzos de algunos
funcionarios y direcciones en las intervenciones de locales clandestinos,
bares, mercadillos, pandillaje juvenil, etc. si no es acompañado por debatir el
conjunto del Plan de Seguridad Ciudadana para toda la provincia, queda en el
entusiasmo.
Las actividades culturales como la Casa Cultural y otras
promociones, si no hay una estrategia y recursos quedaran en la intención.
La reforma del transporte no empieza sólo por peatonalizar
la Plaza de Armas, es mucho más. El sistema de mercados no es lavar la cara de
los viejos mercados, es mucho más. Así como el plan de desarrollo urbano y el
reordenamiento territorial.
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