Debate: El Pensamiento García y los "90 años de aprismo"
Jesús Manya Salas
La publicación del libro “90 Años del Aprismo, hay hermanos muchísimo
que hacer” por parte de Alan García Pérez, llamó la atención de los
lectores y especialistas, considerando que se trataba de un texto académico o
cuanto menos fundacional, acerca de las perspectivas teóricas y estratégicas
del Apra, una de las pocas agrupaciones políticas que funciona en el sistema
político de partidos en el país. El interés fue mayor al considerar a García
Pérez, dentro y fuera de su partido, como el “heredero” de Víctor Raúl Haya de
la Torre, una de las figuras intelectuales más importantes del Perú, junto a
José Carlos Mariátegui, que marco el devenir político del siglo pasado, tanto
por sus ideas como por su accionar.
Sin embargo todos se llevaran un
chasco, porque el libro carece del rigor académico y político, en cuanto al
análisis del pasado, presente y futuro del pensamiento político de Víctor Raúl
Haya de la Torre. El texto es absolutamente superficial respecto a las ideas
fuerza que enarboló el aprismo en casi un siglo de existencia; el folleto es claramente
un documento de estrategia electoral y marketing que sirven para justificar la
actuación política de las dos gestiones de Alan García, para lo cual recurre
con subterfugio y engañosamente a cuadros comparativos, supuestamente entre “el pensamiento comunista y el pensamiento
del mercado”, ocultando una posición crítica y recreadora que exige una
tarea de esta naturaleza.
El Socialismo y el Antimperialismo Aprista
Casi contemporáneamente en las
primeras décadas del siglo pasado, surgieron dos figuras políticas en el Perú,
con destacados planteamientos programáticos concurrentes y polémicos en
diversos temas; por un lado Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra,
con una propuesta organizada en el libro “El
Antimperialismo y el Apra”. Y por otro José Carlos Mariátegui, el padre del
socialismo peruano, reconocido por los “Siete
Ensayos de la Realidad Peruana” y otros textos de carácter teórico. Sus
escritos fueron fundacionales, originando dos grandes corrientes políticas y
doctrinarias, que marcaron la pauta del escenario nacional durante un siglo.
Durante décadas sacrificados
dirigentes y militantes del aprismo y el comunismo, en cárceles y centros de
trabajo, entregaron sus vidas para llevar adelante sus propuestas estratégicas
y programas máximos. Lamentablemente ambas propuestas quedaron en el tintero,
porque los herederos de José Carlos Mariátegui, producto de sus divisiones y dogmatismos
que los llevo a la derrota, no accedieron a los mecanismos de poder y gobierno
para llevar adelante la obra del socialismo peruano; del mismo modo que Alan
García Pérez a la cabeza del gobierno en sus dos gestiones dilapido y perdió la
oportunidad de materializar el pensamiento aprista, caracterizando en cambio
sus mandatos, en el primer caso replicando el fracasado populismo y en el
segundo continuando el modelo neoliberal, sistematizado en la propuesta del
“perro del hortelano” que difiere sustancialmente con las concepciones de Haya
de la Torre.
Tanto para José Carlos Mariátegui
y Víctor Raúl Haya de la Torre, sus propuestas programáticas del socialismo peruano y el estado
antimperialista, fueron alternativas al viejo modelo oligárquico en crisis;
desde diversas opciones y enfoques cuestionaron el estado, la política, el
modelo económico y social, señalando la necesidad de transformarlas por la vía
revolucionaria. Hoy a casi un centenario de la formulación de dichas propuestas,
sus ideas centrales siguen vigentes estratégica y conceptualmente, pero sus
herederos están muy lejos de llevarlas adelante.
La actual crisis económica y
financiera del mundo, ha puesto al desnudo el modelo neoliberal en poco menos
de dos décadas; países supuestamente sólidos en Europa asisten a una bancarrota
económica y política, los viejos estados de bienestar con políticas
neoliberales y excluyentes vienen colapsando, originando el surgimiento de una
profunda polarización; con partidos y movimientos profundamente reaccionarios,
conservadores y neo fascistas que defienden el modelo enfrentados a un
movimiento rebelde e insurgente de indignados, desde ambos costados hacen tambalear
el sistema Europeo, la hacen ingobernable, con un estado paralizado.
En ese marco continental en
ebullición, los movimientos y partidos de izquierda, la socialdemocracia de
izquierda, empezaron a buscar nuevas fórmulas y propuestas de sociedad y
estado; no quieren regresar al viejo estado de bienestar y mucho menos a las
políticas neoliberales. El tema de la
transición política nuevamente está en agenda.
El continente latinoamericano,
tampoco es ajeno a las búsquedas de alternativas al modelo neoliberal; la
revolución ciudadana de Correa en Ecuador, el pluri nacionalismo de Evo Morales
en Bolivia, los gobiernos progresistas de José Mujica en Uruguay, Lula y Dilma
en Brasil, el regreso de la Bachelet en Chile con un tono renovador, expresan
la tendencia de los grandes cambios; el Perú no fue una excepción, votó
mayoritariamente por la gran transformación, proceso secuestrado por la derecha
con la capitulación de Ollanta.
Es este debate estratégico, la
posición de Alan García Pérez de continuismo y profundización del neoliberalismo, actúa a remolque de los grupos de poder, sin un solo atisbo de cambios o
reformas del estado, hasta la descentralización que es una de las pocas
reformas de estos tiempos, con el régimen aprista retrocedió a un re centralismo
perverso. De los ochenta que preconizaba el populismo estatista, pasó a ser el abanderado
del neoliberalismo más dogmático y conservador, conducta totalmente encontrada
con las ideas aurorales de la revolución aprista. En el libro de García Pérez
no hay una sola línea, respecto al nuevo estado que propuso Víctor Raúl Haya de
la Torre, sólo un recetario de obras de gobierno con un supuesto contenido
social, en el libro no hay argumentos frente a la agricultura, la industria, el
trato con el capital, las relaciones con las grandes potencias, temas que si
fueron abordados en el Programa Máximo del fundador del Apra.
El Frente Único de trabajadores
manuales e intelectuales del discurso aprista, que sería el motor social de los
grandes cambios de la revolución aprista, no tiene explicación y continuidad histórica
en estos tiempos; simplemente la reemplaza con el reconocimiento e ingreso en
la actividad de los pequeños propietarios y empresarios. En síntesis García
Pérez termina conservador y ultraderechista frente a su mentor en el espacio,
tiempo e historia como les gusta repetir en sus discursos a los apristas.
El modelo Chino y el modelo neoliberal de García
Las alabanzas al modelo económico
que dirige el Partido Comunista Chino en su país, es ante todo una jugada
publicitaria de objetivos electorales y financieros, en el pasado García Pérez
se desgañito en alabanzas a Kim Il Sung presidente de Korea del Norte con el
mismo propósito. En la actualidad la República Popular China, es uno de los
países con mayor interés económico en el continente y el Perú en el sector
minero, el olfato del potencial candidato presidencial aprista, apunta a dicho
padrinazgo y mecenazgo.
García Pérez propaga el modelo
económico que desarrolla el Partido Comunista Chino, sin embargo analiza y
enfatiza sólo una parte del modelo y oculta el centro vital del proceso
económico. Las flores al modelo chino, son básicamente propagandísticos para el
lector peruano y los partidos de izquierda con quienes supuestamente polemiza.
Se pregunta y responde varias
veces, cómo el Partido Comunista Chino en una de las repúblicas más grande del mundo,
aplica el modelo del mercado, mientras que en el Perú los comunistas e
izquierdistas se oponen y enfrentan al modelo neoliberal y en particular a su
gestión de los “perros del hortelano” que justifica la privatización de la: Amazonia tierras, agua, aires, bosques, hidrocarburos, en fin toda la riqueza
natural y diversa que tiene el país.
Lo que no dice en concreto García
Pérez en su libro, es la tremenda diferencia que tiene un modelo productivo
como el Chino y el modelo primario exportador y de enclaves que tiene el país y
que se viene aplicando desde Fujimori, Toledo, continuado y profundizado por el
segundo gobierno aprista.
A decir de los comunistas chinos,
la construcción del socialismo con las características de su país, necesita
varias plataformas, políticas y tiempos. Una de ellas y fundamental, es
desarrollar las inmensas fuerzas productivas que tiene dicha nación, proceso
que tiene dos componentes, por un lado el desarrollo y crecimiento productivo,
industrial y agrario moderno así como paralelamente el crecimiento y despliegue
innovador de millones de trabajadores y pequeños propietarios, bajo la
conducción de un estado moderno y competitivo.
Este viraje del socialismo chino
se hizo sobre la base de una balance de la gestión política y económica del
pasado que fue dominado por concepciones subjetivas y aventureras del “salto y
planificación centralizada” que desconocía objetivamente el desarrollo de las
fuerzas productivas y a partir de un “ideologismo” pretendía construir el
comunismo, como se argumentaba en la fase de la llamada “revolución cultural”.
Curiosamente García Pérez polemiza con los fantasmas del maoísmo, para
justificar sus posiciones derechistas.
En el colmo de su audacia señala
que la República Popular China, el Partido Comunista Chino viene materializando
el pensamiento de Haya de la Torre, pero sobre todo el modelo económico de Alan
García Pérez. Ahora resulta que el “socialismo
de mercado” que se construye en la China fue avizorado por el Jefe del
Aprismo hace casi medio siglo y continuado por García Pérez en sus dos
gobiernos. Lógicamente este desvarío no tiene argumento ni solidez.
El folleto “90 Años del Aprismo, hay hermanos muchísimo que hacer” resume la
estrategia electoral de García Pérez de recolocarse en un debate con la
izquierda, desde una supuesta posición de centro democrático que la perdió hace
tiempo con sus posturas ultraderechistas.
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