Indignados:
Que se vayan todos,
Asamblea Constituyente ¡Ahora!
En las últimas semanas, la lucha política fue cruenta y rápida, casi
termina en un temerario vacío de poder, porque los principales actores de
la política nacional se aniquilaron unos a otros, empujándose al borde la
tentación autoritaria como el cinco de abril del 82; un ejecutivo cuestionando
el TC, el Congreso desarmado con su “repartija”, el TC desangrando los recursos
públicos, los partidos y medios arrinconando a Ollanta Humala hasta la rodilla
con sus encuestas. Todo, por las
escaramuzas electorales y procesos de investigación de corrupción que preocupan
a García, Toledo, Fujimori y otros.
Los jóvenes en la calles, sacaron la suciedad institucional a las
calles y abren una nueva etapa en el debate, el mismo que debe ayudar a
colocar a cada quien en sus responsabilidades y maniobras, por poco Alan García
casi aparece como el salvador de la democracia, cuando es el gran irresponsable
y promotor del desgobierno con sus tentáculos y alianzas en TC, Congreso,
Medios de Comunicación y sectores empresariales, pensó escabullirse de la
investigación como lo hizo antes con el fujimorismo en el poder. La marea callejera paro en seco la
tendencia, el mensaje presidencial de 28 y su desenlace posterior, puede ser un
escenario con otros actores, si las propuestas y conducción se hacen sana y
responsablemente, como los hacen los indignados que nos representan ahora a los
peruanos, asqueados de la vieja política.
La izquierda por otro lado no debe caer en el fácil caldo de cultivo
que cosecha el alanismo, confrontando a morir con Ollanta Humala, la
defensa de los derechos labores de los trabajadores del estado, está muy lejos
de una auténtica reforma del estado que la gran mayoría de peruanos aspiramos
frente al viejo estado corrupto e ineficiente, del mismo modo no se puede
seguir defendiendo a la vieja, anacrónica y corrupta universidad peruana. La pura dialéctica enseña que el peligro
mayor de la continuidad del modelo viene de la derecha orgánica y en ofensiva
que proviene de la reelección vitalicia que aspira don Alan García Pérez.
En este terreno ya resulta ridículo, la caracterización fascista del gobierno
de Ollanta Humala que hacen algunos pequeños grupos para justificar su radicalidad,
al mismo estilo de los documentos oficiales del senderismo, hasta en eso falta
imaginación y análisis.
El movimiento social y regional, comprendiendo y asimilando la
experiencia de los procesos similares en Brasil, Turquía, Grecia,, Chile, debe combinar el accionar social con la
lucha y alternativa política, esto pasa por romper con el principal escollo
que genera esta crisis económica, social y política que es la constitución
fujimorista hija de la dictadura; los
indignados y el pueblo aspiramos la ampliación de la democracia, la reforma de
estado, la profundización de la descentralización, la inclusión social y la
redistribución de la riqueza que generamos todos los peruano y que el capítulo
económico de la constitución frena, bloquea, neutraliza y agudiza la inequidad,
la corrupción y el monopolio.
Las propias encuestas de los medios
de la derecha señalan que la mayoría aspira a cambios y reformas
constitucionales en el tema económico y político, sólo una minoría que vive de
los intereses usureros quiere una constitución perpetua, porque países como Brasil y Chile cercanos a nuestra
realidad y modelo, han llegado a la conclusión de la necesidad de avanzar hacia
una reforma y cambio constitucional a través de diversos mecanismo, sea a
través de la Asamblea Constituyente como en Chile o plebiscito o referéndum en
Brasil y que tiene aceptación mayoritaria.
La lucha por la Asamblea Constituyente debe servir por otro lado para
luchar por una reforma de la representación y renovación de la política,
García el de la “reelección vitalicia”, la mafia fujimorista familiar, la
crisis terminal de Toledo y la pequeña representación del PPC de Flores, no son
ninguna garantía para que cambien las cosas, pero en esa misma dimensión la
izquierda tiene que abrir sus horizontes a nuevas generaciones, los generales
de la derrota siguen ocupando los primeros lugares del Frente Amplio, lo que
genera desconfianzas.
Desde la sociedad regional nos corresponde avanzar desde otro frente,
nacionalmente cerrando el paso a la ultra derecha expresado en la alianza apro
fujimorista, derrotando a sus partidos y movimientos en las elecciones
regionales y municipales, construyendo gobernabilidad y estabilidad política
para garantizar el crecimiento, la inversión y desarrollo económico que
nuestros pueblos aspiran. Resultaría
nefasto que los viejos partidos, hijos de la vieja constitución fujimorista
accedieran a estos espacios, porque su presencia generaría inestabilidad, caos,
mafia, corrupción, componenda, fuga de inversiones, truncamiento de un
desarrollo que hemos emprendido.
Al Cusco le ha costado mucho sacrificio emprender el camino del
desarrollo, no se puede poner en peligro y en riesgo por los arrebatos de
oportunistas y aventureros que premunidos de aparato y recursos quieren venir
desde el centralismo para capturar los gobiernos y convertirlos como en el pasado
en amanuenses del centralismo. La
respuesta es muy sencilla y a ella apuesta nuestro colectivo, construir una
amplia coalición, una alianza electoral, una fuerza social y política, que
convoque a todas las energías regionales provenientes del centro progresista, centro
izquierda, los descentralistas y demócratas. A ella se compromete Amaru,
nuevamente a partir de su publicación y esfuerzo, queremos ser la voz del
desarrollo, la democracia y la descentralización.